Presentación

En este post sólo quiero presentarme y presentaros a Red Noa.

Me llamo Marga, Ingeniera de profesión y gato de vocación. Desde pequeña me han apasionado los gatos. Los felinos en general pero los gatos en particular y es que los veo como panteras o tigres en miniatura, su lado salvaje y libre me cautiva. Son preciosos además de majos, cariñosos, mimosos, pegajosos y fieles. Es curioso como mi percepción de los gatos (vivo con tres, luego hablaré de ellos) sobre todo en este último punto, el de fieles, difiere del de la mayoría de las personas. Parece como si ser fiel o cariñoso fueran características exclusivas de los perros, también vivo con una, y que los gatos no pudieran tener.

Los gatos no son ariscos

A los gatos se les suele tachar de ariscos e independientes y os voy a contar un secreto: los gatos no son ariscos, por lo menos no más que yo antes del café de la mañana y sí, sí son independientes, pero no tanto como puedas pensar. Ahora bien, no creo que exista gato en el mundo que no se muera por una caricia. ¿Que de primeras son recelosos e incluso algo desconfiados? Pues claro, igual que yo. Hasta Kora, mi perra, lo es. Ten en cuenta que generalmente cuando conoces a un gato y él a ti, el encuentro se produce en su territorio pero con tu forma de comunicación que dista mucho de la gatuna. Técnicamente, mientras no se demuestre lo contrario, tú eres el invasor y además llegas de la calle hablando alto, pisando fuerte y haciendo ruidos y aspavientos con las manos y brazos así que para él no sólo eres un invasor, eres un invasor bárbaro que siembra muerte y destrucción a su paso. Eso es evidente. No es por tanto extraño, previa moderación en tu interactuación con él, que acabe durmiendo en tu regazo mientras departes tranquilamente con los anfitriones de la casa.

La adolescencia

Como os decía, soy amante de los gatos desde bien pequeña así que en cuanto tuve la oportunidad adopté a Noa. En aquella época yo era una adolescente y ella tenía pocos meses. Era negra azabache, fiel retrato de una pantera. Disfrutamos juntas largas horas de estudio, compartimos siestas de verano, ratos de sol en la terraza de mis padres, juegos y muchos momentos que guardo en mi corazón para siempre. Era una gata especial. Quizá por ser la primera, quizá por ser tan negra (no tenía ni una pequeña mancha de otro color en su cuerpecito), quizá porque me acompañó en una etapa de cambios importantes de mi vida o quizá porque se fue como se fue.

Marga Blog presentación

La seguridad en los gatos

Noa nos dejó por culpa de una ventana abierta. Digo por culpa de una ventana abierta, pero en realidad siempre he sentido que fui yo la culpable de su muerte. Pensar que los gatos no se caen de las ventanas, que tienen siete vidas, que no cometen fallos es el peor de los errores que podemos cometer. Sólo tienes que ver la cantidad de vídeos en YouTube donde se ve cómo calculan mal los saltos, como se asustan o como se dan de morros contra cristaleras. No, los gatos no son súper héroes y creer que sí fue mi gran error. Pensé que dejar a Noa con la ventana abierta mientras yo iba a la universidad era buena idea y bueno, en realidad sí que lo era. Los gatos, como nosotros, necesitan enriquecimiento ambiental, pero con seguridad. En esta entrada os explico todo a cerca del síndrome del gato paracaidista.

Nacimiento Red Noa

Y aquí es donde os presento Red Noa, antes Proyecto Noa.
Años después de acabar la carrera y enfrentarme al mercado laboral, la vida, las relaciones sentimentales (todo ello ya sin Noa), empecé a notar que volvía a estar abierta para hacer hueco a otro gato en mi corazón. Así apareció Moro, también negro como ella. Un gato grande, fuerte, atlético. Un señor gato. Siempre me recuerda a Noa, pero en chico.
El tiempo siguió pasando y ya nunca me sentí sola. Compartía vida con Moro. Dejé e inicié trabajos, relaciones, viví, maduré, cambié, viajé, conocí nuevas personas y muchísimos animales, pero durante esos años el pobrecito Moro nunca, y digo nunca, pudo asomarse a una ventana. No pudo hacerlo porque yo no se lo permitía. Estaba obsesionada con su seguridad. Se pasaba todo el día sólo y literalmente encerrado en casa y cuando yo regresaba de trabajar no os creáis que la cosa mejoraba. Para ventilar, le metía en una habitación, cerraba esa puerta y abría las ventanas del resto de la casa cinco minutos mientras miraba todo el rato la puerta del encierro de Moro por si se abría por la corriente y con ello él pudiera burlar su cautiverio y salir. Otra tragedia no entraba dentro de mis planes.

Proteger sus vidas ante todo

En ese momento no era consciente de lo mal que estaba haciendo las cosas. Mi prioridad era proteger su vida por encima del resto de factores. El problema es que los gatos son inteligentes, algunos individuos son muy muy inteligentes y todos, absolutamente todos, necesitan estímulos. Necesitan oler, oír y ver cosas nuevas cada día y en una casa con las ventanas cerradas a cal y canto ellos siempre reciben la misma información. Nada nuevo nunca.

Adquiriendo conocimientos

Cuanto más conocimiento sobre gatos adquiría, más me daba cuenta del error que estaba cometiendo. Moro estaba solo, sin oler, viendo a través de un cristal y sin recibir sonidos y olores nuevos. Cada vez era más sedentario, saltaba menos, no corría como antes, no jugaba casi, ya ni cazaba moscas o mosquitos en verano. Algo iba mal.

Fue precisamente en unas vacaciones de verano, en la sobremesa de una cena en el porche de una casita en Cádiz donde me acordé de él. Entonces expresé en voz alta lo bien que estaría Moro con nosotros tomando el aire, sintiendo la brisa del mar, escuchando los grillos… y poco a poco fuimos dibujando lo que ahora es Red Noa

En honor a Noa, por Moro y por todos los gatos del mundo, diseñamos y patentamos unas protecciones que sin lugar a duda mejoran sus vidas. No os voy a engañar, no ha sido fácil, de hecho, ha sido muy duro. Hasta dejé mi trabajo para volcarme en este proyecto. Pero funciona. Miles de gatos están felices y seguros y eso me hace feliz. Sólo por eso ya merece la pena tanto esfuerzo y sacrificio.

Gracias a todos y todas por confiar en Red Noa para proteger vuestras ventanas y con ello la vida de vuestras familias felinas.

 

P.D.: Durante esta aventura fueron llegando:

 

  • Kinder (gata) encontrada buscando comida en un bar de carretera. Hoy es el día que le siguen flipando las patatas fritas de sobre. Había sido mordida por una rata en una pata y venía con sorpresa: estaba embarazada de cuatro peques que finalmente perdió, de ahí su nombre.
  • Maia (gata) apareció en el interior del motor de un coche junto a nuestro portal. Según nos contó el propietario del vehículo, estuvo ahí dentro maullando a pleno pulmón desde Burgos. Estuvimos largas horas para sacar a la peque y en cuanto lo conseguimos se quedó para siempre.
  • Kora (perra) una bebé preciosa que una niña llevaba en brazos mientras lloraba desesperada porque su padre le había dicho “fuera ese perro de casa” y la llevaba a la perrera. Evidentemente no pude mirar a otro lado. Nada más cruzarse mi mirada con la suya la suerte fue echada. Esta pequeña fue un huracán que cuando pasó hizo que el equilibrio reinara en nuestro hogar.

Nos podéis conocer a todos en el Instagram @rednoanet

Por cierto, Moro ya corre y salta por toda la casa y tiene conversaciones muy largas y profundas con palomas y gorriones.

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